Sunday, February 10, 2008

 
Esperaba mi helado. El lugar al lado de donde estaba parada era un desfile de tipos lindos. "Tengo que venir más seguido" pensé. Se acerca uno y se apoya en el mostrador. Lo que se podía apreciar disimuladamente por el rabillo del ojo llamó poderosamente mi atención. Como quien no quiere la cosa giro un poco, miro hacia atrás, lo ficho. My god!! Me encantó. Por un instante cruzamos miradas. Ojos celestes. Ok, me caso. Como buena tonta, me quedo mirando hacia el infinito, pensando. Pensando a qué dios pagano tendría que resarle para que un tipo así me de bola, dónde le vendo mi alma al diablo... Derrotada, recuerdo que no creo en dioses ni diablos y que encima, el amable muchacho está a punto de traer un tremendo helado a ser depositado en mis manos. Posibilidades conquistísticas: -354.000.
El muchacho heladero se aproxima. Hace malabares con el helado que esta todo medio derretido. Que terrible la vida! Encima, me dan el helado derretido. Debo haber hecho cara de desesperación. De: "Ya no queda ninguna esperanza de satisfacción en esta vida". El chico me miró y dijo:
- mmm.. Te lo hago de nuevo, es que el tiramisú está muy blando...
- Esta bien... Cambialo por mascarpone si no....
Se aleja nuevamente. Siento que el tipo de ojos celestes me mira. No puede ser, aunque sería una buena oportunidad para verle los ojazos otra vez. Lo miro, esta vez sin disimulo, me detengo en sus ojos. Me estaba mirando. A miiii, entendes?!
- Te dejaron con las ganas....
Sonrío, se me escapa un intento de risita. No se que hacer o que decir. Pienso "¿Con las ganas del helado o de vos?". Algo en mi cabeza grita que es too much para un domingo a la tarde en una heladeria. No se qué decir. No puedo decir nada. Pienso que desearía tener una remera que diga algo como "baby busca guerra". La vos dice que eso es de trola regalada. Él mira hacia otro lado, espera su turno. Pienso que en otro momento de mi vida hubiera sabido qué hacer y ahora sólo puedo pensar posibilidades inviables. Veo como la posibilidad de más conversación se aleja, cuando el muchaco se acerca con mi helado.
Tomo mi helado, casi no siento el sabor. Pienso en todas las cosas que podrían haber pasado. Pienso que tengo que dejar de pensar y actuar. Entiendo que tal vez no tenga que rezarle a ningun dios pagano ni vender mi alma al diablo para que un tipo así me de bola.

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