Friday, June 20, 2008
Parecían estar a un millón de años luz o quizás en otra dimensión, un universo paralelo. No había forma de que en este mundo, con éstas reglas, ellas y yo estuviesemos juntas al mismo tiempo con los mismo objetivos en un mismo lugar. Sin embargo, ahí estabamos. Cara de que no duermo hace 5 días, los pelos para cualquier lado medio sucios medio mojados, mucho abrigo desarreglado. Yo debía ser algo así como una encarnación de sus peores pesadillas.
Alguien dijo mi nombre, la seguí. Al principio no me cayó bien. Después me pareció super simpática. Aunque a juzgar por todas las partes de mi cuerpo que vió y tocó, mínimo me podría haber invitado una cena.
Colgué mi cartera, me saqué la campera y el chaleco de polar. Miré mis zapatillas y pregunte
- ¿Me las saco?
- Sacate todo.
- ¿Todo todo?
- Si, hasta el corpiño y el collar.
Asombrosamente, sólo me preocupó tener que sacarme el collar.
Cuando le dije que era mi primera vez y que no tenía idea de qué hacer, se apiadó un poco de mi y me guió.
- ¿Cómo te voy a dar un masaje corporal con ropa?
- No se...
- ¿Nunca te hiciste masajes?
- No... Es un regalo que me hicieron...
Mientras me sacaba la ropa entendí que me tenía que sacar el collar que no me saco hace 8 años. Entendí que iba a probar aquello que hace años vengo diciendo que quiero hacer. Entendí que estaba en un centro de belleza, lo que en mi cabeza equivale a estar en marte. Entendí que si quiero generar cambios en mi vida, tengo que empezar de a poquito, con pequeñas cosas. Entendí que era una bunea oportunidad, cero planificada cero traumática. Dejé el collar. Tal vez para siempre. Tal vez signifique que hoy es el primer día del resto de mi vida.