Sunday, September 28, 2008
Uno no se imagina.
Todo el fin de semana tejiendo y arreglando el vestido.
Lunes 7 am arriba. Facultad. Lo presentamos pero había que arreglarlo. Sin embargo, nos pasamos todo el resto del día preparando una entrega que tenemos al día siguiente.
Martes 8 am arriba. Siempre hay algo que hacer. Tenemos la segunda entrega. Nos va bien pero tenemos que arreglar unas fotos. Luego de la facultad a tejer.
Miercoles 7 am arriba. Todo el día tejiendo y arreglando el vestido que estuvo mal el lunes y nos había llevado todo el fin de semana terminar.
Jueves 7 am arriba. Facultad. El vestido, finalmente, esta bien! Respiramos aliviadas. Falta hacer la producción de fotos. El resto del día lo ocupamos en ir a arreglar con los dueños de la locación, comprar algunos materiales e ir a buscar unos zapatos a la casa de una compañera que los presta. No se cómo pero llego al final del día viva.
Viernes 8 am arriba. La modelo no llega. Hay muy poco tiempo para hacer las fotos. Estamos cansadas, nerviosas, de mal humor. Pelea telefónica con la modelo. Miedo a que se arrepienta y se vaya. Reorganización de planes en 2 minutos. Llegamos al lugar. Por suerte hay buena onda. Empezamos. El lugar no funciona, no nos convence. Vení para acá. Anda para allá. Mirá, corré la mano. Ahora mira arriba, poné el pie para allá. Me tengo que ir. En un segundo levantamos campamento y chau. El resto del día transcurre lentamente. Hago un esfuerzo sobrehumano por no dormirme en la facultad. Me espera un largo fin de semana de pintar figurines.
Están las fotos. Una leve sensación de placer que atenúa el cansancio, me invade. Son frescas, espontáneas, divertidas. A todos les gustan. Nos dan el Ok. Hacen que una semana devastadora haya valido la pena.
Uno ve la foto y parece que captura un momento de paz y felicidad inconmensurables. Uno no se imagina.
Todo el fin de semana tejiendo y arreglando el vestido.
Lunes 7 am arriba. Facultad. Lo presentamos pero había que arreglarlo. Sin embargo, nos pasamos todo el resto del día preparando una entrega que tenemos al día siguiente.
Martes 8 am arriba. Siempre hay algo que hacer. Tenemos la segunda entrega. Nos va bien pero tenemos que arreglar unas fotos. Luego de la facultad a tejer.
Miercoles 7 am arriba. Todo el día tejiendo y arreglando el vestido que estuvo mal el lunes y nos había llevado todo el fin de semana terminar.
Jueves 7 am arriba. Facultad. El vestido, finalmente, esta bien! Respiramos aliviadas. Falta hacer la producción de fotos. El resto del día lo ocupamos en ir a arreglar con los dueños de la locación, comprar algunos materiales e ir a buscar unos zapatos a la casa de una compañera que los presta. No se cómo pero llego al final del día viva.
Viernes 8 am arriba. La modelo no llega. Hay muy poco tiempo para hacer las fotos. Estamos cansadas, nerviosas, de mal humor. Pelea telefónica con la modelo. Miedo a que se arrepienta y se vaya. Reorganización de planes en 2 minutos. Llegamos al lugar. Por suerte hay buena onda. Empezamos. El lugar no funciona, no nos convence. Vení para acá. Anda para allá. Mirá, corré la mano. Ahora mira arriba, poné el pie para allá. Me tengo que ir. En un segundo levantamos campamento y chau. El resto del día transcurre lentamente. Hago un esfuerzo sobrehumano por no dormirme en la facultad. Me espera un largo fin de semana de pintar figurines.
Están las fotos. Una leve sensación de placer que atenúa el cansancio, me invade. Son frescas, espontáneas, divertidas. A todos les gustan. Nos dan el Ok. Hacen que una semana devastadora haya valido la pena.
Uno ve la foto y parece que captura un momento de paz y felicidad inconmensurables. Uno no se imagina.