Saturday, May 09, 2009
Primer día, jueves.
Elegí una clase de la mañana para mi debut, pensando que iría poca gente o solo "amas de casa", quienes suelen ser el público de los gimnasios entre 9 y 11 de la mañana.
Pero megatlon no es cualquier gimnasio, cosa que comprendí cuando llegué al salón ubicado en el tercer pusi y ví una bola de boliche colgando del techo.
Había tenido una mini crisis vestimentaria antes de salir de mi casa. Todas las mujeres tenemos alguna almenos una vez al año (y estoy siendo generosa). Terminé decidiendome por una remera que me quedaba enorme y un pantalón de toalla. Al día de la fecha me sorprende que los otros participantes de la clase no me hayan tirado monedas al verme.
Una mujer sobresalía. Estaba de una clase anterior, muy alta, con un lomazo que haría dar vuelta a cualquier tipo del planeta. Elongaba y no paraba d emoverse, furiosa porque la profe de "body pump" no llegaba. Yo me limitaba a poner cada de no pasa naranja y ocultar mis deseos de estar en cualquier otro lado o ser otra.
De pronto, aparece un peticito panzón apuradísimo. Se para en la tarima y saluda. Comencé a sospechar acerca de los efectos de esta clase.
Fue intenso el asunto, sobre todo porque hacia mucho tiempo que no iba a un gym. Hacia el final de la clase, abandoné el bote un par de veces. En vz de 20 repeticiones, hacía 17. Escuchaba al profe decir "vamos, que ya falta poco" y me mortificaba sabiendo que lo decía por mi. Aunque, como decía mi madre: Soldado que huye, sirve para otra guerra.
Por supuesto, luego de unas horas me dolían hasta las pestañas. Con lo cual pensé en probar otro tipo de clase.
Al día siguiente, no fui... Empezamos mal.
Elegí una clase de la mañana para mi debut, pensando que iría poca gente o solo "amas de casa", quienes suelen ser el público de los gimnasios entre 9 y 11 de la mañana.
Pero megatlon no es cualquier gimnasio, cosa que comprendí cuando llegué al salón ubicado en el tercer pusi y ví una bola de boliche colgando del techo.
Había tenido una mini crisis vestimentaria antes de salir de mi casa. Todas las mujeres tenemos alguna almenos una vez al año (y estoy siendo generosa). Terminé decidiendome por una remera que me quedaba enorme y un pantalón de toalla. Al día de la fecha me sorprende que los otros participantes de la clase no me hayan tirado monedas al verme.
Una mujer sobresalía. Estaba de una clase anterior, muy alta, con un lomazo que haría dar vuelta a cualquier tipo del planeta. Elongaba y no paraba d emoverse, furiosa porque la profe de "body pump" no llegaba. Yo me limitaba a poner cada de no pasa naranja y ocultar mis deseos de estar en cualquier otro lado o ser otra.
De pronto, aparece un peticito panzón apuradísimo. Se para en la tarima y saluda. Comencé a sospechar acerca de los efectos de esta clase.
Fue intenso el asunto, sobre todo porque hacia mucho tiempo que no iba a un gym. Hacia el final de la clase, abandoné el bote un par de veces. En vz de 20 repeticiones, hacía 17. Escuchaba al profe decir "vamos, que ya falta poco" y me mortificaba sabiendo que lo decía por mi. Aunque, como decía mi madre: Soldado que huye, sirve para otra guerra.
Por supuesto, luego de unas horas me dolían hasta las pestañas. Con lo cual pensé en probar otro tipo de clase.
Al día siguiente, no fui... Empezamos mal.
Comments:
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güelcom to el mundo de todas las paja q pagamos el gym mes a mes y lo pisamos MUY d evez en cuando como para que la conciencia nos deje en paz.
Por muy de vez en cuando me refiero a una vez por mes con toda la onda.
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Por muy de vez en cuando me refiero a una vez por mes con toda la onda.
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