Wednesday, February 27, 2008
Caminaba hacia mi destino de los miércoles a la tarde. Pasé por la librería por la que paso siempre. Miro de reojo, no se qué canción sonaba. Mi cerebro dice "Ta bueno el librero... Tengo que entrar ahí algún día..."
¿Dónde comprar un imán? Paso por la librería nuevamente, hay gente, no paro. Unos pasos más adelante una ferretería. Me acerco y veo una joven que me indica que no venden imanes, que pruebe en la librería que está al lado.
Todos los caminos conducen al librero lindo. Vuelvo, sigue habiendo gente. Ahora hay también una mujer atendiendo. Él se acerca, me mira.
- Hola ¿Cómo andas? (un tanto chamuyero como para abordaje de librero.. pero la dejé pasar...)
- Hola. Te hago una consulta... ¿Imanes, venden?
- No... Hago imanes, pero no los vendo por separado...
- Ah...
- ¿Vos que estabas buscando? (Ya establecimos que no puede ayudarme. Sin embargo, arremete)
- Un imán que es como una barrita...
- Claro... No, no tenemos... Si querés, te puedo pasar el teléfono de mi proveedor.
- Mmmmm...
- Pero te van a vender al por mayor....
- ¿No se te ocurre dónde puedo llegar a conseguir? (Muy lindos ojos tenía. A esta altura, decía cualquier idiotez con tal de seguir con nuestra conversación que no iba a llevar a ningún lado..)
- Ni idea...
- Bueno, pasame el número de tu proveedor por las dudas.
- Bueno, ahora vengo.
Sube unas escaleras. Segundos después, baja con una libreta. La abre.
- Acá está: Zecat.
Un engranaje en mi cerebro se mueve.
- Ahí trabaja mi hermano!
Se ríe, hermosa risita.
- Ah.. vos sos un personaje...
Sonrío, digo alguna pavada más, agradezco y me voy. Mientras camino pienso. "Proyecto para el 2008: Volver a la libreria del librero sexy que piensa que soy un personaje lo cual puede no ser necesariamente malo".
¿Dónde comprar un imán? Paso por la librería nuevamente, hay gente, no paro. Unos pasos más adelante una ferretería. Me acerco y veo una joven que me indica que no venden imanes, que pruebe en la librería que está al lado.
Todos los caminos conducen al librero lindo. Vuelvo, sigue habiendo gente. Ahora hay también una mujer atendiendo. Él se acerca, me mira.
- Hola ¿Cómo andas? (un tanto chamuyero como para abordaje de librero.. pero la dejé pasar...)
- Hola. Te hago una consulta... ¿Imanes, venden?
- No... Hago imanes, pero no los vendo por separado...
- Ah...
- ¿Vos que estabas buscando? (Ya establecimos que no puede ayudarme. Sin embargo, arremete)
- Un imán que es como una barrita...
- Claro... No, no tenemos... Si querés, te puedo pasar el teléfono de mi proveedor.
- Mmmmm...
- Pero te van a vender al por mayor....
- ¿No se te ocurre dónde puedo llegar a conseguir? (Muy lindos ojos tenía. A esta altura, decía cualquier idiotez con tal de seguir con nuestra conversación que no iba a llevar a ningún lado..)
- Ni idea...
- Bueno, pasame el número de tu proveedor por las dudas.
- Bueno, ahora vengo.
Sube unas escaleras. Segundos después, baja con una libreta. La abre.
- Acá está: Zecat.
Un engranaje en mi cerebro se mueve.
- Ahí trabaja mi hermano!
Se ríe, hermosa risita.
- Ah.. vos sos un personaje...
Sonrío, digo alguna pavada más, agradezco y me voy. Mientras camino pienso. "Proyecto para el 2008: Volver a la libreria del librero sexy que piensa que soy un personaje lo cual puede no ser necesariamente malo".
Friday, February 22, 2008
Wednesday, February 20, 2008
"Una noche de sexo no compensa 10 años de carencia afectiva."
Sabiduría de parte de mi amigo, el guionista de pelis porno.
Sabiduría de parte de mi amigo, el guionista de pelis porno.
Monday, February 18, 2008
Sunday, February 17, 2008
Otra de call center...
Un compañero muy querido miraba mi agenda, mis papelitos (siempre tengo papelitos).
De pronto me mira, levanta unas hojas y dice ¿Qué es esta neurósis?
Mi supervisor me rogaba que usara otras hojas, me regalaba anotadores.
A todo esto yo contestaba "Dejame ser".
Friday, February 15, 2008
Thursday, February 14, 2008
Tranquilo@, ingresaste a un blog libre de días de san valentín.
Hoy hice lo único que sé hacer bien: Caminé. Alrededor de 80 cuadras acusaron las cuentas. Mis pies piden piedad.
A veces, fantaseo con volver a mi casa caminando desde lugares remotos. Lugares a los cuales se accede sólo después de una hora de viaje en colectivo.
El asunto es que cuando camino me siento bien. Puedo pensar o no, estoy en movimiento, veo gente, animales, lugares. O puedo no ver nada y pasear por los laberintos de algún universo paralelo al ritmo de mi mp3.
En Santa Fé y Callao tuve una idea. De chiquita me enseñaron que suicidarse es un pecado. Es algo así como despreciar el regalo de la vida que dios nos dió. Se dice por ahí que quien se suicida, se va directo al infierno. Sin embargo, me digo a mi misma, debería haber días de grandes amnistías. Días como el de los enamorados. Días en los que San Pedro revisa tu caso, se fija que onda. Y no vayan a pensar que lo digo de urania retorcida deprimida. Es un simple acto de justicia.
Hoy hice lo único que sé hacer bien: Caminé. Alrededor de 80 cuadras acusaron las cuentas. Mis pies piden piedad.
A veces, fantaseo con volver a mi casa caminando desde lugares remotos. Lugares a los cuales se accede sólo después de una hora de viaje en colectivo.
El asunto es que cuando camino me siento bien. Puedo pensar o no, estoy en movimiento, veo gente, animales, lugares. O puedo no ver nada y pasear por los laberintos de algún universo paralelo al ritmo de mi mp3.
En Santa Fé y Callao tuve una idea. De chiquita me enseñaron que suicidarse es un pecado. Es algo así como despreciar el regalo de la vida que dios nos dió. Se dice por ahí que quien se suicida, se va directo al infierno. Sin embargo, me digo a mi misma, debería haber días de grandes amnistías. Días como el de los enamorados. Días en los que San Pedro revisa tu caso, se fija que onda. Y no vayan a pensar que lo digo de urania retorcida deprimida. Es un simple acto de justicia.
Sunday, February 10, 2008
Esperaba mi helado. El lugar al lado de donde estaba parada era un desfile de tipos lindos. "Tengo que venir más seguido" pensé. Se acerca uno y se apoya en el mostrador. Lo que se podía apreciar disimuladamente por el rabillo del ojo llamó poderosamente mi atención. Como quien no quiere la cosa giro un poco, miro hacia atrás, lo ficho. My god!! Me encantó. Por un instante cruzamos miradas. Ojos celestes. Ok, me caso. Como buena tonta, me quedo mirando hacia el infinito, pensando. Pensando a qué dios pagano tendría que resarle para que un tipo así me de bola, dónde le vendo mi alma al diablo... Derrotada, recuerdo que no creo en dioses ni diablos y que encima, el amable muchacho está a punto de traer un tremendo helado a ser depositado en mis manos. Posibilidades conquistísticas: -354.000.
El muchacho heladero se aproxima. Hace malabares con el helado que esta todo medio derretido. Que terrible la vida! Encima, me dan el helado derretido. Debo haber hecho cara de desesperación. De: "Ya no queda ninguna esperanza de satisfacción en esta vida". El chico me miró y dijo:
- mmm.. Te lo hago de nuevo, es que el tiramisú está muy blando...
- Esta bien... Cambialo por mascarpone si no....
Se aleja nuevamente. Siento que el tipo de ojos celestes me mira. No puede ser, aunque sería una buena oportunidad para verle los ojazos otra vez. Lo miro, esta vez sin disimulo, me detengo en sus ojos. Me estaba mirando. A miiii, entendes?!
- Te dejaron con las ganas....
Sonrío, se me escapa un intento de risita. No se que hacer o que decir. Pienso "¿Con las ganas del helado o de vos?". Algo en mi cabeza grita que es too much para un domingo a la tarde en una heladeria. No se qué decir. No puedo decir nada. Pienso que desearía tener una remera que diga algo como "baby busca guerra". La vos dice que eso es de trola regalada. Él mira hacia otro lado, espera su turno. Pienso que en otro momento de mi vida hubiera sabido qué hacer y ahora sólo puedo pensar posibilidades inviables. Veo como la posibilidad de más conversación se aleja, cuando el muchaco se acerca con mi helado.
Tomo mi helado, casi no siento el sabor. Pienso en todas las cosas que podrían haber pasado. Pienso que tengo que dejar de pensar y actuar. Entiendo que tal vez no tenga que rezarle a ningun dios pagano ni vender mi alma al diablo para que un tipo así me de bola.
El muchacho heladero se aproxima. Hace malabares con el helado que esta todo medio derretido. Que terrible la vida! Encima, me dan el helado derretido. Debo haber hecho cara de desesperación. De: "Ya no queda ninguna esperanza de satisfacción en esta vida". El chico me miró y dijo:
- mmm.. Te lo hago de nuevo, es que el tiramisú está muy blando...
- Esta bien... Cambialo por mascarpone si no....
Se aleja nuevamente. Siento que el tipo de ojos celestes me mira. No puede ser, aunque sería una buena oportunidad para verle los ojazos otra vez. Lo miro, esta vez sin disimulo, me detengo en sus ojos. Me estaba mirando. A miiii, entendes?!
- Te dejaron con las ganas....
Sonrío, se me escapa un intento de risita. No se que hacer o que decir. Pienso "¿Con las ganas del helado o de vos?". Algo en mi cabeza grita que es too much para un domingo a la tarde en una heladeria. No se qué decir. No puedo decir nada. Pienso que desearía tener una remera que diga algo como "baby busca guerra". La vos dice que eso es de trola regalada. Él mira hacia otro lado, espera su turno. Pienso que en otro momento de mi vida hubiera sabido qué hacer y ahora sólo puedo pensar posibilidades inviables. Veo como la posibilidad de más conversación se aleja, cuando el muchaco se acerca con mi helado.
Tomo mi helado, casi no siento el sabor. Pienso en todas las cosas que podrían haber pasado. Pienso que tengo que dejar de pensar y actuar. Entiendo que tal vez no tenga que rezarle a ningun dios pagano ni vender mi alma al diablo para que un tipo así me de bola.
Tuesday, February 05, 2008
Monday, February 04, 2008
A veces la gente me pregunta cómo es trabajar en un call center, si rescato algo de la experiencia, si lo volvería a hacer. A continuación, varios posts acerca de lo que un call center le hace a tu cabeza.
A dos semanas de ser supervisora. Me merecía el puesto, me rompí el orto laburando para llegar. Todos sabían que me lo merecía y que sabía suficiente como para estar ahí. Mientras escribía un mail, una agente se me acerca y me pregunta:
- Marian, tengo un customer con un router y tiene xx problema ¿Qué hago?
Yo sabía de routers. Algunos incluso decían que era quien más sabía de routers. Busqué en mi cerebro como resolver xx. Mi cerebro no dice nada. Hago un poco de fuerza, mis ojos mirando al infinito. Mi cerebro dice "Estoy en blanco".
- No se.
-¿Cómo no se?
-No se...
Agente con cara de "oh, no! y ahora quién podra ayudarnos" Pero no hay chapulines en esta historia.
- Y ¿qué hago?....
Entiendo que mi rol de supervisora consiste, en parte, en dar respuestas SIEMPRE, contener a los agentes, ayudarlo. Intento número dos.
- No, a ver... para. Pensemos.
La agente sonríe.
- Repetime el problema.
-Bueno. Cuando abre internet explorer aparece xx.
Pienso. Realmente intento pensar. Le digo exijo a mi cerebro que elabore una respuesta, aunque sea una mala. Los agentes, por lo general, aún sin tener una respuesta al problema en sí, necesitan una respuesta acerca de cómo finalizar un llamado. Mi cerebro dice "Estoy en blanco". Miro a la agente, ni yo lo puedo creer.
- No se...
- Y pero entonces ¿Qué hago?
- No se.
- ¿Lo mando a la store?
- No se.
Nada más que eso podía salir d emi persona en ese momento. Había un supervisor al lado mío, sacando unas cosas de un cajón que había presenciado toda la situación. Interrumpe nuestro cuento de la buena pipa:
- Marian es una chica muy capaz. No es que no sabe, está con muchas presiones en este momento...
-Si, yo se que es capaz dice la agente...
Yo los miro. No entiendo nada. Dudo de sus afirmaciones. La agente comprende y se va. El supervisor no me dice nada. Un manto de piedad. Pienso qué bien me vino la piedad en ese momento. No es que no sabía la respuesta al problema. Es que no entendía lo que la agente me decía. Simplemente no lo entendía. Es el día de hoy que no puedo recordar cuál era el problema exactamente. El cerebro, simplemente, se negaba a dejar entrar esa información. Intento recordar sus palabras y no logro hacerlo, es una nebulosa.
A dos semanas de ser supervisora. Me merecía el puesto, me rompí el orto laburando para llegar. Todos sabían que me lo merecía y que sabía suficiente como para estar ahí. Mientras escribía un mail, una agente se me acerca y me pregunta:
- Marian, tengo un customer con un router y tiene xx problema ¿Qué hago?
Yo sabía de routers. Algunos incluso decían que era quien más sabía de routers. Busqué en mi cerebro como resolver xx. Mi cerebro no dice nada. Hago un poco de fuerza, mis ojos mirando al infinito. Mi cerebro dice "Estoy en blanco".
- No se.
-¿Cómo no se?
-No se...
Agente con cara de "oh, no! y ahora quién podra ayudarnos" Pero no hay chapulines en esta historia.
- Y ¿qué hago?....
Entiendo que mi rol de supervisora consiste, en parte, en dar respuestas SIEMPRE, contener a los agentes, ayudarlo. Intento número dos.
- No, a ver... para. Pensemos.
La agente sonríe.
- Repetime el problema.
-Bueno. Cuando abre internet explorer aparece xx.
Pienso. Realmente intento pensar. Le digo exijo a mi cerebro que elabore una respuesta, aunque sea una mala. Los agentes, por lo general, aún sin tener una respuesta al problema en sí, necesitan una respuesta acerca de cómo finalizar un llamado. Mi cerebro dice "Estoy en blanco". Miro a la agente, ni yo lo puedo creer.
- No se...
- Y pero entonces ¿Qué hago?
- No se.
- ¿Lo mando a la store?
- No se.
Nada más que eso podía salir d emi persona en ese momento. Había un supervisor al lado mío, sacando unas cosas de un cajón que había presenciado toda la situación. Interrumpe nuestro cuento de la buena pipa:
- Marian es una chica muy capaz. No es que no sabe, está con muchas presiones en este momento...
-Si, yo se que es capaz dice la agente...
Yo los miro. No entiendo nada. Dudo de sus afirmaciones. La agente comprende y se va. El supervisor no me dice nada. Un manto de piedad. Pienso qué bien me vino la piedad en ese momento. No es que no sabía la respuesta al problema. Es que no entendía lo que la agente me decía. Simplemente no lo entendía. Es el día de hoy que no puedo recordar cuál era el problema exactamente. El cerebro, simplemente, se negaba a dejar entrar esa información. Intento recordar sus palabras y no logro hacerlo, es una nebulosa.